Publicación Jornada
Sandra Mendoza Barrera.
Según el reloj mundial, habitamos
en la Tierra 3,544,920,550 hombres y 3,524,720,340 mujeres, de las cuales en
México existimos 57 millones de mujeres. Sólo en Baja California, Sonora, Quintana Roo y Baja California Sur la
población de hombres es mayor a la de mujeres.
Es inevitable, hoy en día, el
establecer la equidad de género como un elemento más en el desarrollo
sustentable. Los hombres y mujeres desempeñamos roles dentro de la actividad
económica, cada ser humano hace uso de los recursos naturales generando un
impacto positivo o negativo sobre ellos.
¿Cuántas mujeres participan en la
formulación de las políticas ambientales públicas? En México se necesita
fortalecer la participación de la mujer en la sociedad, en la planeación,
construcción, realización y evaluación de las políticas públicas así como en
los ámbitos de toma de decisiones.
Las mujeres somos también agentes
de cambio y de desarrollo local, regional e incluso nacional. Desde una
perspectiva transversal las políticas públicas deberían apoyar y satisfacer las
necesidades de las mujeres que trabajan las tierras, de las indígenas, de las
que su ingreso depende de la explotación
de los recursos naturales.
Se debe promover equitativamente
para cada mujer y hombre: la justicia ambiental, la enseñanza de técnicas de
producción, la educación ambiental, la capacitación en proyectos productivos, los
beneficios económicos por la conservación y la restauración de los recursos
naturales.
¿Las leyes mexicanas cubren una
perspectiva de género equitativa y transversal? Se han tenido avances
legislativos en el país pero aún falta trabajar en varias leyes y en su
aplicación real y verídica para poder alcanzar una honorable calificación según
indicadores internacionales sobre perspectiva de género y desarrollo
sustentable. Además, es preciso dar pasos certeros y productivos en la
construcción de una cultura ambiental con perspectiva de género, tarea de todas
y todos en México, es decir, del sector público y privado.
En base al documento llamado
“Carta de la Tierra” la humanidad comparte un mismo fin común, hombres y
mujeres compartimos un mismo fin, nuestras diferencias como género no
interfieren en nuestra igualdad como humanidad.
Si la mujer funge como
administradora de los recursos, decidirá sobre el consumo, pero ¿cómo incidir
en un consumo sustentable cuando el poder adquisitivo es limitado por pobreza,
por salud o por la falta de poder de toma de decisiones?
La mujer no debe ser discriminada
en su derecho sobre la tierra, a la educación, a la salud, al trabajo, a la
libertad, al respeto.
Desde la antigüedad a la
naturaleza se la ha dado una figura femenina, es quien engendra la vida; la Madre Naturaleza nos provee del aire, la
tierra, el fuego, el agua y de los demás recursos naturales vitales. Se ha de
reconocer que la mujer posee un vínculo de entendimiento con la naturaleza, este
emana del reconocimiento de los servicios ambientales proveídos por la flora y
fauna de los cuales depende la satisfacción de las necesidades básicas de ella
y de su familia.
Si una mujer te dio la vida, si
la naturaleza cubre tus necesidades ¿vale tu esfuerzo en protegerlas y
cuidarlas?
Sandra Mendoza Barrera
Abogada especialista en
ambiental.
@lazoazul